Huyo de lo deskonocido sin darle tiempo sikiera a ke me ilumine. Pierdo el tiempo kon lo ke sé, espero a ke la aguja del segundero marke el ritmo de las imágenes de mi televisor.
Prisionero raspo los días sobre la pared en la ke enkuentro el regalo de la persiana: mil ojos observadores. Dejad de mirarme!
Juego a pillar kon mi interior. A veces gana él, a veces gano yo... Tiene una silla en una sala negra ke invita a pensar. Kada pensamiento una luz, y así, poko a poko, va amaneciendo un día nuevo kargando una maleta pesada pero amable.
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